17.10.12

extravíos

Tengo cinco años. La abuela Francis sostiene mi mano. Me lleva al colegio y no hablamos, me besa en la puerta. Entro. Sé que ella estará afuera por si siento ganas de llorar. Lloro. Ella lo sabe. Nos vamos a casa.
Despierto de la siesta. La puerta, es Cayetano. Reviso los bolsillos de su saco y encuentro chocolates, siempre tiene chocolates en los bolsillos del saco.
Mamá regresa del trabajo. Me extraña. Pongo un disco y bailo. Anochece y sé, papá llegará. Cenaremos juntos. La mesa es larga. 
No muere solo la gente. Mueren sabores. Mueren. Olores. Tibieza. Muero de a poco.
Necesito. Esa nena. Ella tiene algo que no encuentro. La bailarina de las botas de lluvia. La del pelo suelto. 




Fotografía: Vladimir Clavijo (Telepnev)

8 comentarios:

  1. Corina......hay veces que los olores y los sabores vuelven impensadamente. Solo hay que tener los sentidos bien puestos para disfrutarlos nostálgicamente.

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  2. Todos los que fuimos están llorando por los rincones.

    Besos.

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  3. "Sólo queda el olor de los muertos, y se esfuma..."
    Un abrazo.

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  4. Cualquier comprensión se remite a un pasado, pero sentir, hace todavía más presente a esa nena de pelo re-vuelto.

    saludos

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  5. Todos guardamos nuestro niño interior, sólo tenemos que saber buscarlo... Como todo niño, le gustan las escondidas, pero no olvides que está jugando :)

    Hermoso fragmento, me encantó!

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  6. la verdad
    corinita
    la foto perfecta
    el texto justo
    usted me puede
    me eriza
    me derrumba
    me acontece

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  7. Corina:
    Has escrito una bellísima evocación de los tiempos felices.
    Por esas cosas de los almanaques, esos instantes se alejan cada vez más, aunque en nuestra mente siempre se mantendrán frescos.
    Un gran abrazo.

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