La locura no juega
no era una muñeca hueca, era yo llena de venas
y unos ojos alejándose, invierno
sepultando primaveras, brotes tibios, corazón de ave
fue punta de iceberg como hoja que tajea
el pecho, helando desde adentro, el tallo y el cielo
deshojó la lengua en mil otoños
cubrió el suelo de letras como hojas
secas dolorosas, y un silencio irreversible
donde nada se siente
o todo se siente
pero no importa
Hace frío.
ResponderEliminarY más que hará.
genial!
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