La voz inflamó la casa y abrió un cauce en el aire:
es mucho tiempo la eternidad para estar muerta,
bello detalle de puntillas en tu cuello, y tus eléboros
negros, tan profundos, no puedo recortarlos de esta oscuridad
la vida es este ratito con vos en el balcón
de venecitas verde musgo. Entre ellas
el insecto -somos su alimento- y una flor
de calabaza hizo de sol toda la noche.
De a poco me adentro en tus poemas
ResponderEliminarde ternura esplendorosa.
Un saludo
Menudo timo la eternidad...
ResponderEliminarMe siento estafado.
Besos y versos.