8.8.25

Probamos más de noventa formas de llorar y solo trece

formas de llover. Elegimos cómo derrumbarnos,

como fallar o desprendernos, cada eclosión estelar,

y cada forma de alzarse luego. Del capullo,

un espacio de silencio. Y tuvimos menos

de seis formas de decir y tantas de nacer. No llovió.

Dejamos inundar las cuencas de antiguas crecidas.


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