Remando el invierno en la vereda
entre giles rebuscamos el marroco*
Y aprovecho este frío
que congela
el aire cuajado que entra
de la nariz directo al pecho
para enfriar
tambien
mi almaun poco
Y ahíviene tu presencia, me enamora venís
y yo soy parte del paisaje
soy invierno, soy un ocre resto
vegetal e
intento
una sonrisa sugerente
de coté**, carcajeoy lloro
y te dejo ir,todomiamor
relleno de mi corazón
sin mi compañía
Y aprovecho este frío
que congela
el aire cuajado que entra
de la nariz directo al pecho
para enfriar
tambien
mi alma
Y ahí
y yo soy parte del paisaje
soy invierno, soy un ocre resto
vegetal e
intento
una sonrisa sugerente
de coté**, carcajeo
y te dejo ir,
relleno de mi corazón
sin mi compañía
Corina:
ResponderEliminarTe salió bien tanguero, el poema.
Nada peor que la indiferencia para el enamorado abandonado.
Escuchá "Tu perro pequinés" por Rivero y el Gordo Pichuco y decime después si no lo sentís familiar...
Te aclaro que me dio un enorme placer leer tu poema. Trasunta a historia de Buenos Aires; te lo dice un porteño, que -además- conoce medio país.
Un sentido saludo.
veras que todo no es mentira
ResponderEliminarveras que si hay algo de amor
que al mundo le importa
y yira, yira y a veces se detiene
un rato a descansar
Estás radiante hasta cuando hace frío.
ResponderEliminarEres una calefacción andante.
Besos.
Me gusta, por ahora digo eso. Es un poema bien tierno.
ResponderEliminar