Gira a bocanadas en mis ojos, tiene
de hombro a hombro un risco bajo el cual se yergue
empedrado el cuerpo, filoso como el borde
del bandoneón.
No se le llama labios, carne, sino sueño
tiene en las manos luna y una ochava de sol,
la equilibrista, el hambre, bordes porteños
Y un risco con un sueño más que un hombre, es el fin
donde se matan los besos
de hombro a hombro un risco bajo el cual se yergue
empedrado el cuerpo, filoso como el borde
del bandoneón.
No se le llama labios, carne, sino sueño
tiene en las manos luna y una ochava de sol,
la equilibrista, el hambre, bordes porteños
Y un risco con un sueño más que un hombre, es el fin
donde se matan los besos
Un extraño ser mitológico que sólo habita en el tango, seguro...
ResponderEliminarSaludos
J.
Weeeeeeeeee, recitámelo al oído... Un abrazo.
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