Probamos más de noventa formas de llorar y solo trece
formas de llover. Elegimos cómo derrumbarnos,
como fallar o desprendernos, cada eclosión estelar,
y cada forma de alzarse luego. Del capullo,
un espacio de silencio. Y tuvimos menos
de seis formas de decir y tantas de nacer. No llovió.
Dejamos inundar las cuencas de antiguas crecidas.
Llover y llorar.
ResponderEliminarLlora el cielo cuando nos ve?
No me extrañaría.
Uam profunda filosofía (mirada) merodea entre tus versos. En la memoria me la llevo. A ver si aprendo...
ResponderEliminar