De pie, frente a La Basílica de la Merced, tres pasos hacia el este y listo. Justo ahí hay un agujero en el tiempo. Cruzo y giro hacia la calle Reconquista. Quedo sobre mis huellas.
Me veo venir desde
Corrientes, apurada, entrar al convento con la llave en la mano; escucho el golpe
de mis pasos retumbar en la galería. La escena me confunde. ¿Quién es el
fantasma, ella o yo? y el que la espera al final del corredor ¿es su amor o mi
asesino?