27.6.15

IV

Sin poder doblarme, ni volar, ni hundirme, ni llorar
abrasé cada poema dibujado por mi mano muerta:
los de los tiempos de la búsqueda del amor
los del encuentro y las interacciones con el amor
los de la pérdida del amor
los de la muerte del amor
los que esbocé cuando me di cuenta que el amor no muere, muta
y las hojas en blanco, que me aterran