25.11.21

Vuelta

De pie, frente a La Basílica de la Merced, tres pasos hacia el este y listo. Justo ahí hay un agujero en el tiempo. Cruzo y giro hacia la calle Reconquista. Quedo sobre mis huellas.

Me veo  venir desde Corrientes, apurada, entrar al convento con la llave en la mano; escucho el golpe de mis pasos retumbar en la galería. La escena me confunde. ¿Quién es el fantasma, ella o yo? y el que la espera al final del corredor ¿es su amor o mi asesino?


En sombra

I

¡De cara a la pared, Gerard, ahora!
Paloma está llorando
es de noche en todo el mundo
si amnesia nos abandona
la Niña del Diablo llega
¡y no veas!
me está pasando la muerte
de visita.

II

La nena a mis espaldas no sabía la locura
La nena loca jamás conoció inocencia
¿A qué juegan ellas, Gerard?
Nunca respondas




Los colores del fuego












Hoy inició la preventa de “Los colores del  fuego”, mi primer libro de narrativa, editado por @cielodepecas

Finalmente van a conocer a Paloma, su historia; y ella, a través de sus ojos ventana de tiza, les va a mostrar otras historias que no tienen, quizás, mucho color.
Paloma se tomó su tiempo, porque todo es como ella lo imagina, por eso poco pudimos hacer, Julieta y yo, para apurarla.
 
Pero aquí está, con todas sus tizas, lista para irse con ustedes.

Si quieren adquirir un ejemplar con beneficios de preventa 😉 hasta el 15 de diciembre, busquen el link
Haciendo click en la imagen aquí al costado 👉
En la bio de la editorial @cielodepecas
O en mi bio @mistizasnegras  


Gracias a todxs ♥😂

3.9.21

Vida, poema cotidiano



Estoy muy feliz de contarles que ya salió "Vida, poema cotidiano", mi primer poemario, editado por Tipas Móviles. 



 


7.8.21

CAZADORES RECOLECTORES DE SANTA TERESITA

Jueves 07:00 am

Tuvimos tres días de lluvia. Así no es divertida la playa. Haber viajado tantas horas, con calor en el auto, y pasar las vacaciones lloviendo… no me gusta. Igual, la familia estuvo tranquila, adentro de la casa, encerrada. Jugaron cartas, dados, conversaron y durmieron. Esperaban, ansiosos, que pare de llover, porque cuando eso ocurre, salen de cacería. El objetivo: CARACOLES

La cacería se hace cada verano, cada febrero en familia en Santa Teresita. “Es un ritual”, dicen los viejos. Cosas de la guerra. Se madruga. Se organiza. Mamá, papá, abuelos, tíos y primos, todos salen juntos a la búsqueda. Yo... esta vez, los voy a acompañar. Voy a cumplir diez años, puedo hacerlo.

8:00 am

Las calles de arena todavía están húmedas. No hay muchas casas en la zona, y no todas están habitadas. Es tan temprano que muchos deben estar soñando. Silencio. Cada tanto a lo lejos escucho ladrar un perro. Hace frío y no puedo meter las manos en los bolsillos porque llevo una bolsa, una cualquiera que me dieron. Ahí debería meter los caracoles que encuentre. Siento cosas raras. No sé si me voy a animar.

8:20 am

¡Encontramos una pared repleta en un terreno baldío! Los caracoles se acumulan en los ángulos. Parecen ramos de pimpollos apretados. Están reunidos. Ellos también deben estar soñando. Se desperezan. Algunos todavía duermen y están metidos dentro del caparazón. No saben lo que va a pasar.
Me acerco a unos amontonados cerca del suelo. Estoy en cuclillas y el borde de mi vestido toca la tierra y se ensucia, pero no importa. Estoy hipnotizada por las espirales de cientos de caparazones juntitos. Los miro. Son lindos. Todavía no atrapé ninguno. “¡¿Y vos qué esperas?!”, gritó mi tía. Despliego dos de mis dedos y los apoyo despacito sobre el caparazón de uno. Es suave y rígido como una cáscara de huevo. Tironeo para sacarlo de la pared pero está tan pegado... muy pegado. Tendría que hacer fuerza, arrancarlo. Empiezo a sentir que estoy haciendo algo mal. Algo mal con la vida de un caracol. “¡Lo que pasa es que no tengo fuerza, tía!”, le respondí, y lo dejé, tranquilo, dormir.

10:15 am

Ya estamos de vuelta. Se juntan los caracoles de todas las bolsas, se ponen en cajones preparados especialmente para ellos. Los habían pedido en la verdulería. No cualquier cajón. No los de tablas separadas porque en esos se escaparían. Para evitarlo, además, lo cierran con un rectángulo de alambres, como los de las puertas para mosquitos

Durante algunos días, los van a alimentar. Harina de maíz primero. Harina de trigo después. Los caracoles van a comer y harán caca cada vez más blanca. “Se purgan”, dice la abuela... y en una semana, más o menos, en la cocina habrá una olla enorme y plateada sobre el fuego. Un cilindro metálico. Una trampa fea... “El secreto es la salsa”, es un mantra que cada verano se graba en la genética cazadora recolectora. Y el agua... “tiene que estar hirviendo, recién ahí los tirás. Si el agua no está hirviendo se van, empiezan a trepar la cacerola queriendo escapar.” Y como cada año, la mesa será larga. Estaremos todos, apretados, amontonados. Listos para almorzar. Cada uno tendrá enfrente un plato lleno de caracoles en su salsa. El aroma de la casa se parece al de la casa de la abuela cuando hay pastas… pero en el plato hay otra cosa. Mientras comen nadie habla, pero se escucha un ruido, un ruido de sorbo, depende la estrategia:

Estrategia #1:
Se agarra del caparazón, se mete un escarbadientes por la abertura, se pincha en cuerpo y se saca. Una vez en el palillo, se abre la boca, y se come.

Estrategia #2:
Se agarra del caparazón, se acerca la abertura a la boca y se sorbe fuerte, con fuerza, ruidosamente, hasta que el cuerpo pasa de golpe a la boca, y se come.

Mis abuelas dicen que durante la guerra se cocinaba con lo que había. Que hay sabores que traen recuerdos. Que los rituales unen y guardan la memoria.
Un tenedor delante de mi cara con un caracol pinchado. No. Yo no. Jamás voy a comerlos.

14.6.21

**

Las alas de los pájaros y las cáscaras de cebolla comparten anatomía,
ya lo habíamos descubierto al soñarnos
de ojos abiertos bajo los cultivos
Con el filo del cuchillo las desprendemos,
las acomodamos en fila sobre la tabla
Dicen que aburrimos la muerte y yo, pero esta tarde
podemos intentar no ser tan trágicas.
Las alas de los pájaros y las cáscaras de cebolla
nos hacen reír al volar

5.6.21

**

¿Cuánto hace que no escucho un grillo?

eran el sonido ambiente
de los veranitos en Villa Piagio
cuando anochecía
Estarían en las macetas
o vendrían del jardín del fondo...
A veces uno se atrevía y entraba a la casa
pequeño marrón a rallas
si te saltaba al cuerpo
sus patas se sentían como chispasos
yo gritaba

exageradamente

hasta que alguien se apiadaba
del insecto
lo tomaba con cuidado de sus patas traseras
y lo dejaba sobre alguna planta
lejos de mí
tanto
que ya ni los escucho 

22.5.21

**

Ayer fui al centro comercial de mi barrio 
y olvidé la clave del cajero.
Bandadas de loros y palomas
callejeras dejaban caer
sus plumas sobre la ropa de los transeúntes,
pensé si serían del culo.
El aire olía a lluvia, no, regaban la plaza

17.5.21

Variaciones sobre una casa - 17

El miedo es una habitación de huéspedes 
no tiene tiempo
es un tiempo
trabado entre los ojos
un segundo roto, prolongándose
en el músculo tenso de las paredes. La figura 
recostada no duerme
se vuelve piedra

15.5.21

No se juega

Pasamos la penitencia cada una en su cama,
nos habían apagado la luz, igual veíamos,
entraba sol por todas las ranuras de la pieza.
¿Si es de día puedo hacerlo? Y preguntaste
¿hay alguien aqui?
El miedo tiene un pie pesado de cemento
que aplasta










9.5.21

**

Hoy perdí un montón de versos. Vi 
un collage de pájaros que pensé
podría ser mio. Hice ensaladas.
Corté cebolla toda la tarde. Recordé
que odio la música
y que el collage tenia alas
que no correspondían al ave.
Puede ser la cebolla. O no. Sangre
del dedo entre el tomate.
Ya dije que la música no me amansa
nada
me amansa
a veces la muerte.

6.5.21

**

Parada sobre el sillón de hierro
del patio los ojos al suelo, niña 
sobre piernas de tabla
en el puño apretada 
la tela del vestido

sobrevuelo 
ese cuerpo no veo
la cara, mi cara, no puedo
preguntar qué pasó
antes de volver